17/03/64
El título de esta noche está tomado del Libro de Jeremías. Es el capítulo 15, el versículo 16: “Fueron encontradas tus palabras, y yo las comí, y tus palabras fueron para mí el gozo y el deleite de mi corazón”; y luego cuenta los resultados de comer estas palabras: “porque yo Soy llamado por tu nombre, oh Señor, Dios de los ejércitos”. Encontró las palabras, las comió, las asimiló, y luego produjo este conocimiento de que quien las comió, quien las asimiló, es en realidad el ser mismo que es la causa de todos los fenómenos de la vida. Todo el vasto universo fue expulsado él mismo, que todo fue creado por él, y no lo supo hasta que encontró las palabras. Luego los comió, y habiéndolos comido los asimiló. Y eso es lo que usted y yo estamos llamados a hacer. Ingerimos alimentos y asimilamos lo que podemos incorporar a nuestro sistema, y luego rechazamos lo que no podemos usar.
Bueno, la Biblia es de la misma manera. Hemos tomado el vehículo que transmitía la instrucción por instrucción, y erróneamente hemos tomado personificaciones por personas, y el primer sentido denso por el sentido último pretendido. Y así, como la comida, la ingieres; y luego el sistema discrimina entre lo que puede usar, lo que puede asimilar e incorporar a su sistema, y lo que debe expulsar, lo que debe rechazar. Y nosotros leemos, eso nos dicen, y ellos leen la ley y la leen claramente. Este es el Libro de Nehemías, capítulo 8, verso 8: Y lo leyeron claramente; para que lo oyeran con entendimiento. Cuando lo escucharon con comprensión, entonces pudieron discriminar y rechazar el instrumento que lo transmitía, y luego aceptar lo que transmitía, el núcleo, la esencia vital de ello, por así decirlo.