12/01/65
El tema de esta noche es algo diferente. Si no está familiarizado con nuestra terminología, le invito a escucharla con atención. En realidad, siempre se trata del mismo tema: que Dios se hizo hombre para que el hombre pueda convertirse en Dios.
En 1803, William Blake escribió una carta a su amigo el Capitán Butts. En esta carta decía que acababa de terminar el poema Jerusalén, y decía: “Puedo alabarlo, porque no me atrevo a pretender ser otro que el secretario: los autores están en la eternidad. Y lo considero el poema más grandioso que contiene este mundo. Está dirigido a los no nacidos de mañana. Es una alegoría sublime”. Bueno, en este poema si lo has leído… y te lo digo, no aceptes ningún comentario al respecto, simplemente léelo. Si no puedes entenderlo al principio, léelo una y otra vez. Es pura visión. Usará ciertas palabras que pensarás, ¿por qué usó una palabra como esta? Pero eventualmente todos salen a la superficie y comprendes por qué usó estas palabras. No intentaba confundir, simplemente estaba escribiendo algo que ejercitaría la mente del hombre. Y en esto hace la afirmación de que “Todos los estados espirituales del alma son eternos. Distinguir entre el hombre y su estado actual”. Habla de estos estados eternos; Todos están arreglados para siempre. Pero el hombre debe aprender a distinguir entre el hombre y su estado actual.