Tu propio YO SOY tiene que eventualmente convertirse en el Señor de tu vida. Ya no le das poder a los cristales, a voltear cartas y a echar suertes para decidir quién eres.
Hay que dejar de lado las supersticiones y hay que poner fin a la adoración de ídolos falsos. En el momento en que crees en la superstición, te asustas, te sientes impotente y reaccionas de una manera extraña. Algunos creen que deben tocar madera para no maldecirse. Creen que tocar un trozo de madera tiene cierto poder sobre su propia suerte. O juntan sus manos y si aplauden más fuerte, o si alzan más la voz, entonces su oración será escuchada.